GlobalData acaba de publicar el informe Europe Renewable Energy Policy Handbook 2023, donde entre otros aspectos explica el fracaso de la última subasta de energías renovables en España. Según la compañía especializada en análisis de mercado, el principal problema en la subasta ha sido la nueva idea del gobierno español de mantener en secreto el precio de partida de la subasta. También, identifica otros (otros de los problemas) a los que se enfrentan los promotores en su carrera por desplegar nueva potencia renovable sobre suelo europeo.

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Las condiciones de la última subasta de energías renovables en España

Para entender el fracaso de la última subasta de energías renovables en España es necesario entender las novedades que han introducido. El Gobierno de España fija un precio de partida que será lo que el productor de energía renovable cobrará por megavatio hora que producirá durante un período determinado.

Los participantes en la subasta deben rebajar ese precio. Imaginemos que el precio de partida es 10. Una empresa dirá que producirá ese megavatio hora a 9; otra lo producirá a 8; y se bajará obteniendo una rentabilidad atractiva porque el funcionamiento de su central termosolar (o cualquier otra planta de energía renovable) es más eficiente… Así, sucesivamente, hasta que nadie baja más. De ese modo, la electricidad será muy barata para los consumidores. Y las empresas se aseguran de que cobrar su megavatio hora a un precio fijo durante un plazo establecido por el Gobierno en su subasta. La última subasta de energías renovables en España se ofertaban 220 megavatios termosolares, y precio a 20 años.

Sin embargo, antes de la subasta los representantes de las empresas interesadas, ya anunciarón el problema que finalmente sucedió, y es que el precio que fija el Gobierno es secreto. Las empresas concurren a la subasta con sobres cerrados.

Cuando el Gobierno anuncia el inicio de la subasta, se publica el precio, por ejemplo, 10 y se abren todos los sobres. Lo que ha sucedido en la última subasta de energías renovables en España es que ninguna empresa ofertaba a menos de 10.

La consecuencia es que no se adjudicó un solo megavatio termosolar. Ni uno solo. Muchas empresas criticaron entonces ese secretismo. Explicaron que ha sido una perdida de tiempo y dinero en preparar unas ofertas, que no podían ganar. El secretismo que denunciaran los actores de la termosolar es extensible a los demás actores del sector de las energías renovables.

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Otros motivos del fracaso de subasta de energía renovable

GlobalData ha identificado otra tendencia destaca que ha conducido a este resultado. Las subastas están alumbrando cada vez más proyectos que no necesitan subvenciones. Los analistas citan varios ejemplos: (1) la alemana RWE se adjudicó en diciembre de 2021 mil megavatios (1.000 MW) para su proyecto eólico marino Thor, a ejecutar en aguas danesas. (2) Otros dos proyectos han seguido a continuación esa estela (el cero subsidio) en aguas alemanas del Báltico (300 MW) y del mar del Norte (658 MW). Y (3): la última subasta cerrada en Alemania, en septiembre del 22, ha alumbrado en el mar del Norte otro parque de casi mil megas (980 MW, también de RWE) que llega también a cero: cero subsidio.

Otro problema que está padeciendo el sector es el de las largas tramitaciones administrativas. Los largos procedimientos burocráticos desalientan a los inversores. Esto ha sucedido en la subasta solar de Portugal.

La directiva europea de energías renovables exige a los estados miembros que resuelvan la concesión de permisos para proyectos de energías renovables en dos años, pero esto no está sucediendo. Por ejemplo, lleva aproximadamente cinco años obtener un permiso para un proyecto eólico terrestre en Italia.

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