El interés por el hidrógeno verde tiene que ver por sus ventajas competitivas respecto a otras tecnologías: es ligero, almacenable, reactivo, tiene un alto contenido energético por unidad de masa y se puede producir fácilmente a escala industrial, además de que no emite CO2. Sin embargo, aún es demasiado cara su producción.
La hibridación de tecnologías es una opción que cada vez cuenta con más adeptos. La combinación de paneles de fotovoltaica flotante con hidrógeno verde está a punto de demostrar su viabilidad comercial. Un proyecto de Repsol en las costas de Cantabria dará paso a otras plantas marítimas de hidrógeno por a lo largo y ancho de nuestra geografía.
Bahía H2 Offshore está incluido en la propuesta «Cantabria re-Activa» y se desarrollará en un espacio de dominio público de la Autoridad Portuaria de Santandery. El proyecto se centrará en el diseño, construcción, instalación y seguimiento de una plataforma flotante a escala, un prototipo de producción offshore de hidrógeno y amoniaco verde alimentado por plataformas solares flotantes. Para ello, integrará las tecnologías de electrólisis PEM y transformación in situ en amoniaco (NH3) mediante proceso Haber-Bosch.
Este proyecto, pionero a nivel nacional y el primero en hibridación de tecnologías renovables offshore, ha sido presentado por el clúster de energías marinas de Cantabria.
Paneles para fotovoltaica flotante de tamaño reducido
Una empresa nordica ha diseñado paneles solares para obtener energía solar flotante. La clave están en que por su reducido tamaño, pueden ser utilizados en embalses, centrales hidroeléctricas y aguas poco profundas en el interior de las ciudades.
La compañía noruega Ocean Sun se fundó hace tres años con el objetivo de interrumpir el status quo en la industria solar. Ocean Sun es la compañía que ha desarrollado unos paneles de fotovoltaica flotante, que se pueden utilizar en el interior de las ciudades.
La compañía asegura que sus paneles flotantes de tamaño reducido y los elementos que los sustentan (llamados flotadores) se fabrican en China, India y el sudeste asiático. Pueden alcanzar una capacidad de hasta 400 gigavatios, o aproximadamente la capacidad total de los paneles fotovoltaicos existentes instalados en tierra.
También afirma que han superado las pruebas de homologación que establece Noruega y que garantizan que cumplen los requisitos tanto de seguridad como de cuidado medioambiental.
Experiencias de paneles de fotovoltaica flotante dentro de la ciudad
«La energía fotovoltaica flotante permite que la generación de energía se ubique mucho más cerca de las áreas donde la demanda de electricidad es alta», predice un informe del Banco Mundial, publicado en octubre de 2018 y del que se ha hecho eco Scientific American.
Esto hace que la tecnología sea una opción atractiva para países con alta densidad de población y competencia usos para la tierra disponible, asegura el análisis.

Un flotador solar ocuparía solo del 3% al 4% de la superficie de un yacimiento existente, pero podría duplicar la capacidad de generación de electricidad de la presa contigua. Esa combinación «ayudaría a las empresas de servicios públicos a gestionar los períodos de baja disponibilidad de agua» mediante el uso de energía solar durante el día y aprovechando la energía hidroeléctrica por la noche.
El proyecto de la empresa noruega toma prestada la tecnología que utilizan los pescadores de salmón en alta mar del país: círculos flotantes de membranas de plástico de polietileno, de 236 pies de diámetro. A partir de esta idea, la compañía ha desarrollado paneles solares hechos de vidrio y módulos de silicio cristalino equipados con las cajas de conexiones y los cables necesarios para conectarlos a las redes eléctricas.
“Lo bueno del diseño que tenemos es que estamos prácticamente sentados en la superficie, por lo que no hay mucho espacio para que el viento penetre debajo de la estructura», explica Arnt Emil Ingulstad, cofundador de Ocean Sun.
Sus creadores reconocen que los flotadores solares son un poco más caros que los conjuntos construidos en tierra. Pero defienden que son productores más eficientes de electricidad porque su cercanía al agua permite que sus paneles solares funcionen más fríos.