Según el último informe publicado por el MITECO, durante este año, se han registrado un total de 87 incendios forestales en España, que han devastado un área aproximada de 66.064 hectáreas. A pesar de estas cifras alarmantes, es relevante destacar que la magnitud de la destrucción es menor en comparación con el año anterior. El año 2022 fue catalogado como uno de los peores en términos de incendios en lo que va del siglo XXI.

El pasado año dejó una huella sombría en los bosques españoles, ya que en la Unión Europea se quemaron en total 786.000 hectáreas de bosques. Estos son datos recopilados por el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) a través de los satélites del Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, Copernicus. Sorprendentemente, el 39% de estas hectáreas pertenecían a España, con cerca de 310.000 hectáreas arrasadas por el fuego. Estas estadísticas plantean un panorama sombrío, ya que las Naciones Unidas proyectan un aumento del 30% en los incendios forestales para el año 2050 y un aumento del 50% para fin de siglo.

La biomasa para luchar contra los incendios forestales

En este contexto crítico, se vuelve fundamental la adecuada gestión y conservación de los bosques en España para preservar su salud y, en consecuencia, reducir el riesgo de incendios forestales. Veolia, una empresa comprometida con la sostenibilidad ambiental, lleva a cabo anualmente labores de mejora, conservación y naturalización de las masas forestales, contribuyendo así a la prevención de incendios. Estos esfuerzos se centran en transformar estos ecosistemas en bosques resistentes y resilientes al fuego, al mismo tiempo que promueven una explotación sostenible y racional de los recursos forestales, impulsando el desarrollo económico local en las zonas rurales.

Una de las prácticas clave implementadas es el aclareo controlado, que consiste en reducir la densidad de árboles por hectárea, optimizando así la masa forestal para su naturalización. Esta técnica mejora la cobertura forestal, su función ecológica y su capacidad para perdurar en el tiempo. Además, crea áreas planificadas con menor carga de material vegetal inflamable, lo que facilita el control y extinción de incendios forestales en caso de que se produzcan.

El uso de biomasa en economia circular

Veolia Biomasa, una filial de Veolia, aprovecha la biomasa generada como combustible limpio y respetuoso con el medio ambiente. De esta manera, los residuos forestales se convierten en recursos renovables. Actualmente, la empresa se encuentra realizando trabajos preventivos en diversas ubicaciones, como Font de la Figuera (Alicante) con 160 hectáreas, varias localidades de la provincia de Albacete con un total de 480 hectáreas, y en Sinarcas (Valencia), así como en varios montes públicos de Ayuntamientos a través de la Diputación de Valencia, abarcando una superficie de más de 100 hectáreas.

Para respaldar su compromiso con la sostenibilidad y la trazabilidad de la biomasa controlada, Veolia Biomasa certifica todas sus operaciones con el sello SURE. Este sistema voluntario de certificación de la sostenibilidad, desarrollado por REDcert y Bioenergy Europe, garantiza la responsabilidad ambiental y la sostenibilidad de las más de 200.000 toneladas de biomasa que gestionan anualmente. Además, permite a los clientes de la empresa compensar las emisiones derivadas de sus procesos productivos, promoviendo así prácticas más ecológicas.

Restauración de areas degradadas tras el incendio forestal

Además de la prevención, la restauración de las zonas dañadas por incendios es esencial para la recuperación de los ecosistemas forestales. En esta línea, Veolia está actualmente trabajando en lugares como la Sierra de la Culebra en Zamora (donde ocurrió uno de los incendios más devastadores del año anterior en España) con una extensión de 500 hectáreas, Serradilla del Llano en Salamanca, con otras 300 hectáreas afectadas, y en Terrer y Moros, en la provincia de Zaragoza, en un área de 400 hectáreas.

La remoción inmediata de la madera quemada en áreas afectadas por incendios desempeña un papel crucial por múltiples motivos. En primer lugar, evita la proliferación de plagas de insectos y enfermedades que suelen surgir como consecuencia de los incendios, contribuyendo así a la conservación de la masa forestal no afectada por las llamas. Además, la acción rápida favorece la regeneración del ecosistema, ya que se minimiza el riesgo de dañar plántulas durante el proceso de recuperación forestal. También reduce la amenaza de hongos cromáticos y plagas de insectos, lo que preserva la calidad de la madera y, en última instancia, el valor de los bosques.

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