Un estudio conjunto entre la Universidad de Málaga y la Universidad de Birmingham analiza las posibilidades de biocombustibles oxigenados mezclados con diésel. El informe está enfocado en abordar el desafío de reducir las emisiones de hollín de los vehículos sin comprometer el rendimiento del motor. Las conclusiones tratan sobre la utilización de biocombustibles oxigenados, y analiza su efectividad mediante rigurosos métodos de investigación.
Los biocombustibles oxigenados constituyen una clase de combustibles derivados de biomasa residual, como aceites usados, algas, excedentes agrícolas y forestales, o aguas residuales. Estos biocombustibles, tales como bioalcoholes (butanol, pentanol, ciclopentanol) y biocetona (ciclopentanona), presentan la singularidad de contener oxígeno en su composición. Esta característica influye positivamente en la combustión, proporcionando beneficios ambientales al reducir significativamente la emisión de partículas de hollín, conocido como «humo negro».
Una característica distintiva de los biocombustibles oxigenados es su capacidad para ser producidos a partir de residuos derivados de biomasa residual, marcando una pauta hacia una fuente de energía más sostenible y de baja emisión de carbono. Este aspecto resalta la importancia de explorar fuentes alternativas y respetuosas con el medio ambiente para avanzar hacia una movilidad más limpia.
El método de la investigación de los biocombustibles oxigenados
El profesor Francisco Javier Martos, experto en Máquinas y Motores Térmicos de la UMA, ha liderado la investigación mediante el análisis detallado de nanopartículas de hollín. Los experimentos se llevaron a cabo en los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación de la UMA. Se ha utilizado un microscopio de transmisión de electrones de alta resolución (HR-TEM). Esta metodología avanzada permitió evaluar de manera precisa los efectos de los biocombustibles oxigenados en la producción de hollín.
Los resultados del estudio revelaron una reducción impresionante de más del 90% en la producción de hollín cuando se emplearon biocombustibles oxigenados mezclados con diésel en un 20% de proporción volumétrica. Este descubrimiento subraya el potencial de estos biocombustibles para mitigar los impactos ambientales negativos asociados con las emisiones vehiculares.
Comportamiento similar a otros combustibles
«Los biocombustibles estudiados tienen un comportamiento en el motor similar al combustible de cualquier gasolinera, lo que significa que no habría que hacer cambios en éste para que funcione de manera normal», explica Francisco Javier Martos, investigador de la UMA.
El estudio conjunto de la UMA y la Universidad de Birmingham establece un precedente significativo en la búsqueda de soluciones para reducir las emisiones vehiculares. La eficacia demostrada de los biocombustibles oxigenados abre la puerta a futuras investigaciones y aplicaciones, destacando su potencial contribución a la creación de un entorno de movilidad más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.