Los carburantes renovables, si bien comparten similitudes con los de origen fósil, presentan una diferencia fundamental: se fabrican a partir de materias primas verdes, permitiendo así la reducción de la huella de carbono, especialmente en el sector del transporte pesado. Estos carburantes se dividen en dos categorías principales: los biocombustibles y los combustibles sintéticos. Los biocombustibles, generados a partir de residuos orgánicos como los agrícolas, urbanos o aceites usados, al ser quemados en vehículos, compensan las emisiones de CO2 al capturar el carbono atmosférico durante su producción.

Montserrat Vallverdú, con casi 35 años de experiencia en el complejo industrial de Repsol en Tarragona y actual responsable de proyectos de Transformación en el ámbito de combustibles renovables y economía circular, destaca que esta tecnología ya contribuye a la reducción de emisiones netas de CO2 por la combustión de motores. Vallverdú enfatiza que estos carburantes renovables son una solución disponible, especialmente valiosa para sectores difícilmente electrificables, como la aviación, el transporte marítimo o el transporte pesado terrestre.

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Biocombustibles avanzados

Los biocombustibles avanzados presentan la ventaja de ser similares en propiedades químicas a los convencionales, lo que permite su utilización en los motores actuales sin necesidad de modificaciones. Además, mantienen la misma estructura en términos de producción, distribución y repostaje. Vallverdú sostiene que estos biocombustibles aceleran la descarbonización del transporte antes de que se desarrollen otras tecnologías, siendo complementarias a las ya existentes.

En las estaciones de servicio más del 10% del carburante suministrado ya contiene biocombustibles. Repsol lleva dos décadas incorporándolos y mejorando la calidad del biometano. Gracias a esta práctica, en 2022 se logró evitar la emisión de 2,7 millones de toneladas de CO2.

Vallverdú destaca que este 10% se produce en Tarragona y otros complejos industriales en la Península. Además, en 2021, Repsol fabricó una partida inicial de combustible sostenible de aviación (biojet) a partir de aceites de fritura usados. En 2023 están preparados para aumentar la producción según la demanda de las aerolíneas.

Biocombustibles sinteticos

Aunque los biocombustibles sintéticos están en una fase menos madura y aún se encuentran en investigación. Repsol está desarrollando una planta piloto de demostración en Bilbao. Esta planta, con una producción de 2.000 toneladas al año, busca alcanzar un proceso más eficiente. Vallverdú subraya que, con las capacidades industriales y tecnologías disponibles, Repsol está preparada para avanzar a un ritmo más rápido.

Estos biocombustibles sintéticos se presentan como una solución eficaz ya disponible en el mercado, siendo complementaria a otras tecnologías verdes, según la estrategia integral de Repsol que contempla su uso según la demanda y necesidades específicas de cada caso.

Ajuste de precios en los biocombustibles en transporte

A pesar de las inversiones significativas y el aumento de costos en los procesos, Repsol se esfuerza por ajustar los precios de los combustibles renovables. A medida que las tecnologías mejoren, la brecha de precios se reducirá. Para ello es necesario seguir consutruyendo plantas de biogás entre otros biocombustibles

Actualmente, al evaluar el costo global, que incluye la inversión en la sustitución del vehículo, la instalación de puntos de recarga eléctrica y los kilómetros recorridos, los precios de los combustibles renovables son competitivos.